diciembre 12, 2018

Propósitos: ¿No los alcanzaste?

23631-alcanzar.jpeg

Siempre la llegada de fin de año tiene emociones mezcladas que pueden servir para algo bueno o bien, todas juntas nos pueden tirar el arbolito navideño completo.

¿Te pesa lo que no alcanzaste este año?

¿No conseguiste ese cliente?

¿No tuviste más tiempo?

¿No pudiste hacer toda tu lista?

¿No ganaste más?

¿No te fue bien?

¿Cuál es tu visión cuando dices que te va bien?

Cuando se emprende sola hay muchos factores personales, económicos, físicos, internos; que por más que nos dediquemos a controlarlos simplemente suceden y nos alteran los resultados.

 

La lupa:

Es más fácil magnificar con lupa lo que no se alcanzó a realizar, en lugar de hacerte fiesta por lo que sí lograste, posiblemente, porque los humanos siempre estamos persiguiendo lo que no tenemos, pensando que cuando lo tengamos, vamos a estar completos.

No quiero decir que sí hay satisfacción en construir y es probable que sí se pueda llegar a ese estado de “sensación completa”, todavía no lo sé; pero también es verdad que cada que avanzas más, también avanzan las preocupaciones, los retos y los problemas.

Y también es verdad que hace unos días vi el documental de “Los minimalistas” y aunque no creo poder ser una en la totalidad, sí me puso a cuestionarme mi relación y significado de tener cosas con más propósito, que simplemente por tenerlas. No es que tenener esté mal, la cuestión es el por qué... (Creo que haré luego un artículo de esto).

 

El corte de caja:

Estamos muy pendientes del “corte de caja” anual a ver cuánto hay y nos sorprende que a veces simplemente­ se va con pérdidas.

Se requiere mucha disciplina para enfocarte.

A mí muchas veces me cuesta trabajo (DEMASIADO), porque tengo la tendencia a querer cumplir todo un maratón de distintas cosas a la vez cuando mi cuerpo tal vez sólo puede dar una vuelta a la manzana, (Bien dada, bien pisada y bien planeada)… pero quiero el maratón porque pienso que es lo que necesito y me hará feliz.

Quiero ver la caja llena.

 

El secuestro y liberación:

Muchas veces sólo me enfoco en lo que no he alcanzado lograr o hacer, y de pronto ¡pum! mi pensamiento se secuestra solito.

Tienen que pasar semanas para que poco a poco se empiece a liberar.

Usualmente para que se de esa liberación tiene que pasarme algún síntoma físico: cansancio extremo, colitis o cualquier cosa extraña que se apodere de mi cuerpo para decirme: para, así no vas a llegar a ningún lado.

Yo aprendí este año que extenuarme por querer que las cosas funcionen al ritmo perfecto que yo quiero, no me deja ver el baile completo.

No me dejan aplaudir y disfrutar lo que sí he hecho.

Tal vez este año diste un primer paso.

Tal vez te animaste a escribir tu idea.

Tal vez encontraste un nuevo cliente.

Tal vez te mostraste firme con lo que ya no quieres.

Tal vez abriste tu primera tienda.

Tal vez te invitaron a dar una plática.

Tal vez te deshiciste de cosas o actitudes que ya no te funcionan (o estás avanzando en ello)

Tal vez te emocionaste porque por fin encontraste lo que quieres hacer.

Tal vez alguien te felicitó por lo que haces.

Tal vez te animaste a emprender.

Tal vez hiciste un avance en eso que te duele dentro.

Tal vez iniciaste un cambio personal.

Tal vez te diste tiempo para aprender algo nuevo.

Tal vez hiciste nuevas relaciones que te darán valor.

Tal vez enseñaste algo nuevo a alguien.

Tal vez hiciste un producto.

Tal vez mejoraste una relación.

Tal vez, vas a dejar de ver todo lo que faltó sin perder de vista que tienes las capacidades para seguir buscándolo, intentando y trabajando.

Tal vez aprendiste lo importante que es construir en dónde estás hoy, para estar donde te gustaría el día de mañana.

Y no es en un lugar concreto, -claro, se vale imaginar una vida buena, casa, cosas, estabilidad económica y cada uno sus sueños (Yo tengo un montón)-, pero “ESTAR”, me refiero a construir para SABER ESTAR SATISFECHO CON QUIÉN ERES INTERNAMENTE, desde adentro, para por fin poder disfrutar mejor lo que pasa afuera.

En lo personal no creo que siempre se pueda tener un estado de mindfulness constante y perfecto, lo he visto y comprobado conmigo misma y varias personas que hacemos un buen de esfuerzo cada rato.

Así que, si estás pensando y viendo a todo el exterior que ya llegó donde tú quieres estar o piensas que fue fácil estar ahí, déjame decirte mi querida malabarista que como decían las abuelitas: no todo lo que brilla es oro.

La medición de éxito se vuelve un concepto muy agresivo cuando sientes que a los demás les va bien o ya llegaron ahí y tú no (tienes).

Créeme, todos tenemos vacíos que bien aprovechados pueden regalarte una búsqueda llena de fabulosos encuentros.

Mi papá me decía constantemente: “Con la única que tienes que quedar bien, es contigo misma”.

Cada que reviso lo que me falta por lograr me va revelando –además de un poco de ansiedad como frecuentemente me pasa- que todo lo que estoy haciendo es por mi propio y genuino deseo interno, trato de recordarlo siempre que puedo para irme liberando de lo que se supone que ya debería de haberme pasado.

Es momento de que no te pese lo que no alcanzaste en tu medición anual y abraces todo lo que sí hiciste, si es una o veinte cosas, las que sean; tómalas de herramientas y úsalas para el próximo año.

Y si de nuevo no es por ahí, construye en otro lado.

Lo único que no hay que hacer es quedarse esperando.