3 CONSEJOS PARA LLEVARTE BIEN CON TUS OBJETIVOS
Qué bonito tener objetivos en la vida, nos dan sueños, sentido a lo que hacemos y nos mantienen motivados.
Nos levantan todos los días.
Pero muchas veces no es tan fácil mantenerse paz con esos objetivos cuando las cosas no suceden exactamente como lo pensamos y en lugar de amigos los planes se convierten en tus enemigos.
Olvidamos la tan anhelada recompensa y es muy fácil abandonar el barco.
Se dice que los objetivos deben de ser específicos, medibles y alcanzables. Hay que llevarlos paso a paso y preguntarte constantemente:
¿Cómo me va hacer sentir esto o aquello si lo logro? ¿Es realmente importante para mí?
Lo sé,
Desearías que todo llegue ya, te preguntarás ¿Cuándo va a pasar?, te gustaría tener una bola mágica que te revelara todo lo que viene para así decidir si inviertes tiempo y esfuerzo o mejor te olvidas de todo.
Te gustaría que la mujer que narra el horóscopo en la televisión fuera tan verdadera como el queso "estilo parmesano" del bote verde que acabas de comprar.
Pero la realidad es que tus planes y objetivos necesitan ser comprendidos, medidos y valorados.
Estos son tres consejos que he experimentado de por qué hay que llevarse bien con tus objetivos para ampliar la visión de las cosas.
1. SER REALISTA CON TU VERDADERO TIEMPO Y ACEPTAR QUE NO TODO ES MÁGICO
Porque si leíste las 5 cosas urgentes que te quieren decir tus propósitos de año nuevo, recordarás que no se trata de una lista enorme de objetivos, si no la capacidad de aceptar la incertidumbre de todo lo que se pueda presentar.
Muchas veces es mejor dar pequeños pasos, planear dos o tres cosas concretas por semana o por mes, a una angustiante lista de 25.
Yo no soy muy partidaria de la frase todo llega a su tiempo, en parte sí y en parte no.
Porque creo que sí, la vida te puede sorprender, las cosas se empiezan a dar y de pronto todo está alineado para convertirse en el momento perfecto.
Posiblemente sí, a veces hay magia.
Pero mi parte racional me dice que para llegar a ese punto "mágico" es porque no te has dejado de mover y la inercia diaria en cada pequeña o grande acción que haces te estará acercando al tiempo perfecto.
2. APRENDER ACEPTAR LA INCERTIDUMBRE
"Si no tuviera que hacer esto, si no tuviera diario que ir ahí, si tuviera más tiempo, otra cosa sería, por eso no puedo"
Esta parte es muy conocida para mí, la queja. Muchas veces era el mejor pretexto para no moverme.
Aceptar que no sabes si las decisiones que tomarás y el esfuerzo que pondrás valdrá la pena al final, es parte crecer y simplemente vivir lo que te está pasando en este preciso momento.
Cuando aceptas - sin derrota anticipada - lo que de verdad quieres y pones tu vista para "allá", muchas de las actividades que no son de tu "máximo" disfrute actualmente, se convierten temporalmente en el medio para el fin.
Reconocerlo es la clave, no verlo es la queja. Cambiar la actitud y dejar de ver como "carga" muchas de las cosas que tenemos que hacer nos hace ligero el viaje a nuestro destino final.
Claro, quejarse de vez en cuando no está mal, sacas el berrinche, pataleas un rato y ya.
3. NO DECEPCIONARTE SI NO LO SABES TODO
No nacimos caminando y muchas veces queremos abarcar todo para lograr a como de lugar eso que tanto quieres.
Posiblemente si quieres resultados distintos debas de dejar de hacer siempre lo mismo, tal vez es momento de investigar con otras personas, unirte a un grupo, buscar ayuda, tomar un cuso y rodearte de gente que alimente ese camino que deseas seguir.
Cuando uno se mantiene alerta al crecimiento, interesado en conocer otras cosas y a no dar por hecho que lo sabes todo, es más fácil aprender algo nuevo y volverlo de valor.
Si fracasas, será humano decepcionarse un poco, pero como dicen por ahí, todo fracaso es una oportunidad de crecimiento.
Se aprende, no es tiempo perdido.
Es verdad que ayuda estar rodeado de cosas positivas para desarrollarnos mejor, hay que procurarlas.
Se necesita paciencia y aceptación de lo que realmente somos, aceptar nuestra naturaleza y estilo personal para lograr nuestros objetivos.
Porque tus objetivos no son los mismos que el amigo o la vecina, son tuyos, son personales.
Es como si me dijeran que haga más corto este texto o hable menos o no sea tan sensible; no puedo, no se me da, soy un hilo de media que se corre fácil y no se deja que le pongan barniz transparente para frenarse.
Es mi naturaleza, y uno de mis tantos objetivos de vida personal es abandonarme todita a experimentar el placer de abrazar la vida, hacer planes y esperar lo mejor.
Si sientes una sonrisa interna de sólo pensar en tus objetivos, ya estás del otro lado. Síguelos.