mayo 14, 2018

POR QUÉ SÍ-POR QUÉ NO REGALAR TU TRABAJO

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¿Trabajar gratis? Híjole, depende. Muchas veces genera una pequeña punzadita en el estómago cuando después de un mail o una llamada seductora con voz endulzada, aduladora y mareadora, al final revela el truco: gratis o intercambio.

Levante la mano quién ha estado en esa situación incómoda cuando alguien –a veces amigos por lo regular- te contactan porque necesitan un trabajo muy, muy barato, urgente o con suerte… gratis.

O mi favorita: sólo el sonido de los grillos después de recibir la cotización a un correo que ni el saludo regresará.

Con los años, uno aprende a instalar su radar y sobre todo a jugar sus batallas.

Hay de todo.

Desde las personas que cuidan las relaciones sólo por el interés económico que les puede generar, las amistades que se fracturan por negocios y la fantástica honestidad de las personas que se apasionan, saben y creen en lo que hacen y buscan hacer clic confiando en el talento de alguien más. 

Y como todo tiene sus dos caras, les comparto algunos NO y SÍ (TAL VEZ) que con los años a mí me han ayudado a darle valor a mi trabajo y sirven bastante para poner en práctica.

 

1.Te prometen las perlas de la virgen con “Dame un súper precio, para darte todos los proyectos que vienen”: definitivamente NO.

 

Y esos proyectos nunca llegan y tú bajaste tu trabajo a menos de la mitad. Hoy es hoy y más vale probar primero la relación y frecuencia de trabajo antes de hacerte castillos de arena. (Yo lo hice bien chavita, recién egresada, y luego… sonido de grillos)

 

2.Te piden muestras gratis: NO

 

Quiero ver cómo trabajas”, y si me gusta te lo pago.

Depende a lo que te dediques y sólo si las “muestras” ya están en tu presupuesto de publicidad y promoción, pues sí.

Pero si tu profesión es otra, mejor invierte en un buen sitio web para que las muestras estén a la vista de todos, hablen de ti, de tu estilo y muchas veces hasta será un buen filtro de futuros clientes.

Depende el giro puedes cobrar por “la prueba” un porcentaje y hacer políticas y acuerdos para que sea retro activo en el futuro proyecto, pero sólo si es una apuesta interesante.

Tu instinto te dirá hasta dónde aventarte y qué presentar, a otros de plano los invitarás a revisar tu información.

 

3.Te contactan sólo para pedirte información casi regalada con la promesa de que “luego” te contratarán: NO

 

Es diferente mostrar tu conocimiento en un primer contacto para generar confianza en tu ramo, a convertirse en hábito regalarlo.

Seguir con un buen servicio y producto de calidad a lo largo de una relación de trabajo: es básico.

Alguien necesita lo que tú tienes, alguien necesita lo que tú sabes y hay muchas formas de “venderte” y no regalarte.

Hay personas que aprovechan una cita para sacar lo más que puedan de información que no les cueste para ver si lo hacen por otro lado una vez que les revelas casi todo; la práctica y experiencia te ayudará a ser muy profesional en cómo, qué y hasta dónde dar.

Por ejemplo:

¿Sabes cuánto cuesta tu hora profesional?

Si detectaste que nunca te van a consumir lo que haces pero que cada rato te buscan: ¡Es una oportunidad!

Ofrece asesorías personalizadas a esas personas con mucho gusto y con costo.

 

4.Te piden algo "fácil y rápido": NO 

 

Porque después no te los quitarás de encima, terminarás trabajando las mismas horas "Tratando" a como de lugar de quedar y ajustar todo muy barato y te vas a poner de malas.

Te darás cuenta que los que piden fácil y rápido te quitan demasiado tiempo y las horas trabajadas no corresponden a tu valor de hora-tiempo-servicio.

Más de una vez alguien pensará: ¿Algo que resuelve en 20 minutos cuesta eso?

Pero es que uno olvida que ese "alguien" le llevó 10 años o más de aprendizaje y preparación para resolverte "eso" en 20 minutos o menos, eso al final es lo que vale.

 

Ya me calmé,

Ahora voy a Sí, tal vez y estas son muy básicas:



1.¿Es tu mama?: Sí.

A la madrecita siempre, ni modo que le cobres.



2.¿Es tu pariente?

¿El conocido que necesita una mano?: Tal vez.

 

A criterio de cada quién.

Las cosas que se hacen desde las verdaderas ganas para regalar, ayudar y ofrecer lo que sabes, genial.

-Además, todos podemos estar más de una vez en una situación difícil- pero si es ayuda "crónica" puedes terminar en un callejón sin salida.

Pregúntate: ¿Puedes hacerlo? o ¿Me da pena decir que no?

Hay personas que no hacen negocios con los familiares y amigos, otras sí, y hay otras que pensarán que a un familiar nunca se le cobrará en la vida.

 

 

3.¿Es un intercambio?: Sí, tal vez - depende

 

Para hacer alianzas no hay como establecer políticas claras (aunque no son garantía) pero sí ayudan a poner orden y expectativas de ambas partes.

Cuando sólo vez que quieren algo de ti o tú deseas acercarte porque piensas que obtendrás algo a cambio “porque te conviene” será difícil encontrar el balance

Hay que ser claros como el agua:

Tú tienes algo genial y yo también, juntos podemos hacer dinamita, win-win

La honestidad es el mejor camino.

Si el intercambio no es balanceado, una de las dos partes a la larga no dará el 100 por acumular insatisfacciones por la otra parte que no está cumpliendo o dando con la misma calidad y de ahí... llega la bajada.

Una sociedad, intercambio o alianza es casi como el matrimonio: necesita consciencia y trabajo de las dos partes.

Hay intercambios que son muy prácticos y ayudan mucho cuando se emprende algo nuevo.

 

4.¿Es algo diferente que te de un nuevo reto?

¿Vas empezando y nadie te conoce?

¿Ayudará a tu perfil profesional?

 

 

Hay que buscar las oportunidades.

Si invertir un poco o mucho de lo que tú sabes hacer de forma gratuita y bien pensada te pagará a la larga tus metas y objetivos, vale la pena.

Es un reto, es una apuesta.

Prende bien el radar.

 

5.¿Lo vas disfrutar aunque no exista pago?

 

Porque no todo es para las cuentas y hay cosas que seguro te encantan y pasarías si por tí fuera, toda una semana haciéndolas gratis.

Existe la satisfacción personal en el trabajo, en tu talento y en darlo. Tú sabes qué, cómo y cuánto… luego son esas grandes historias que después de años te colocan en un lugar que no habías pensado.

Claridad ante todo, querida malabarista.

Uno no puede decir que sí a todo por miedo o por quedar bien.

Después vendrá otro artículo de cómo decir NO cuando te da pena porque sientes la obligación de decir que SÍ. (Ah, mi tema favorito)

Es verdad que hay que pagar las cuentas, pero también es verdad que se siente muy bien decidir lo que sí quieres hacer y lo que de plano ya no estás dispuesta a invertir tu tiempo.

Tu tiempo vale, recuerda que por ahí hay alguien quiere algo que tú tienes porque le ayudarás o lo solucionarás y si lo disfrutas y crees en ti como imagino que lo haces, aprenderás a encontrar tu método y a elegir tus batallas.

Si, no, … tal vez.

Ya me contarás.