COL MORADA ASADA
La primera vez que vi una docena de ernomes pelotas de col morada en las brasas, fue en San Cristóbal de las Casas. Ese día todo estaba alineado: Una caminata deliciosa bajo una ligera y fresca lluvia, el mercado, los bordados, la picoteada de botana y bebida en distintos lugares, hasta que un olor a brasas nos despertó el hambre. Nos encontramos un restaurante en la esquina de San Agustín, un lugar muy bien puesto donde ofrecían con tu corte de carne, una tabla de vegetales asados.
Al pedir una tabla de vegetales, uno espera lo común: calabaza, champiñón, pimiento, cebolla y camote asado, una selección totalmente conocida y colorida, pero de pronto, vimos unas anchas rebanadas de col morada entre asadas y cocidas...todo cambió ese día.
Me dejaron pasar hasta la cocina del restaurante para mostrarme las enormes bolas de col, me explicaron que las ponían desde doce horas antes en las brasas con un poco de aceite de oliva y ya. La magia, eran los dip y aderezos con las que las presentaban después, sobre las cálidas tablas de madera acompañadas de más vegetales asados.
Alonso y yo tenemos varios años con la costumbre de asar vegetales, para guarnición, para botanear con quesos, para hacer tapas, en fin, si no me supervisan pongo asar hasta melones y sandías. Hemos hecho comidas completas sin carne, -no porque no nos guste- sino porque una buena surtida y selección de vegetales asados te dan cientos de posibilidades para crear recetas.
Como descubrí que difícilmente se pueden tener doce horas en carbón y asador todos los días... -pero no descarto algún día vivir en una casa de campo rústica con horas y energía para prender fuego y brasas, jardín, vista y miles de platos bonitos- tuve que volver a mi realidad y hacerme mis mañas en mi horno eléctrico.
El resultado: una rústica, elegante y vibrante col morada; ligeramente crujiente en las orillas que a penas se queman, con una textura tierna y mantequilluda por dentro; en escencia, un suave y sencillo manjar.
Hay dos formas de lograr esto: en las brasas de un asador, sobre un comal (grill) en la estufa o mi preferida: en un buen horno eléctrico mezclando horneado más la función de dorador al final
En cualquiera de los métodos, hay que barnizar (un poquito) la col con aceite de oliva, también en las bases de las charolas para que no se peguen.
RECETA DE COL MORADA ASADA CON VINAGRETA DE MOSTAZA, MIEL Y HIERBAS
1. Rebanar la col con cuidado en trozos grandes intentando que conserven su forma (lunas)
2. Agregarles un poco de aceite de oliva y ajo picado
3. LLevarlas al horno eléctrico o convencional hasta que se suavicen y terminar con la función de "rostizar" o el quemador superior.
(ojo porque se queman rápido. También se puede acelerar el proceso tapándolas brevemente con aluminio para que se suavicen)
** Otro resultado delicioso: cuando salga del horno pongan un poco de mantequilla para que se derrita con el calor y sirvan. (En esta opción me salto el aderezo de abajo y sólo le subo la cantidad de ajo picado. La espolvorean con alguna hierba fresca, sal y pimienta).
PARA EL ADEREZO
•Aceite de oliva
•Mostaza verde (les recomiendo probar la de pimienta negra o estragón) o bien la de semillas amarilla.
•Vinagre de arroz
•Eneldo fresco picado
•3 cucharaditas de vinagre de manzana
•Una exprimida del jugo de media mandarina chica o naranja (opcional)
•Miel
•Pizca de jengibre
•Pizca de ajo picado
•(opcional) semillas de cilantro, pimientas de colores, hierbas aromáticas secas al gusto.
•Sal y pimienta
TIPS DE CANTIDADES - Los expertos dicen seguir la regla de: 3 partes de aceite por 1 de vinagre (o elemento ácido)
Si usan un cítrico, es mejor mezclarlo antes con el vinagre, prueben primero porciones pequeñas con cucharadas, antes de multiplicar la receta para hacer un frasco completo de aderezo.
Así van probando la intensidad; mezclen sus hierbas aromáticas favoritas. Yo soy fan del eneldo fresco.
Y así, de pronto, algo tan simple y económico toma otra personalidad y "porte". Parecería casi el platillo principal: una exótica, rústica y deliciosa col morada. Es una de las recetas que llegó para quedarse en mi cocina, siempre que la preparo, me recuerda mucho el paisaje hacia San Cristóbal, las ganas que me quedé de ir a San Juan Chamula para que me pasaran hierbas en limpia y no para mis aderezos, pero ya será en otro viaje, en otro momento.
Gracias por sus mensajes cuando me comparten sus historias.
¡Que la disfruten!