abril 21, 2016

MUJERES Y CAPÍTULOS PENDIENTES

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Es natural llenarnos de planes y dejar algunos capítulos pendientes en nuestra vida. Puede ser por no estar viviendo y conviviendo plenamente con alguna etapa en específica o bien, otras circunstancias:

1.CUANDO QUEREMOS TODO O NADA

2.CUANDO EL MIEDO NOS PARALIZA

3.CUANDO NO APRENDEMOS A VERNOS

4.CUANDO NO ENTENDEMOS LAS ETAPAS

Yo creo que a veces hay momentos en los que somos más capaces para alcanzar metas y disfrutarlas y otros no tanto. 

O bien, estamos en el punto exacto para hacer algo pero al final, sólo nos llenamos de palabras e ideas brillantes para arrancar.

Y ahí se queda todo, en espera.

Las ideas se funden en el limbo de la rutina diaria o tal vez no se llevan a cabo porque no nos animamos a probar y a modificar nuestros pensamientos.

¿Cuántos planes y cambios los dejamos "para mañana"? 

Ese mañana que no cobra vida en un calendario o ese mañana que no llega por miedo a enfrentar todas las posibles variaciones, formas, sorpresas y extrañezas como los exóticos nombres de las especias de una tienda china.

Nos emocionamos llenando la bolsa de compras sintiéndonos ese día muy aventureras y al llegar a casa no salimos del rutinario orégano.

El resultado: terminan incubándose sólo las polillas de la alacena. 

Constantemente veo cómo se iluminan las caras de MUCHAS mujeres que desean en el fondo emprender algo, identificarse con algo o simplemente renovarse.

Y vaya que la mujer tiene un rango de distintas luces en el rostro: Hijos, trabajo, pareja, gustos, hasta zapatos.

Ninguna igual que la otra y todas con distintas intensidades. 

Pero hay una luz muy particular cuando te volteas a ver a ti misma.

Suena trillado, sí.

¿Este blog es telenovelesco como mujer casos de la vida real?, no, pero la verdad es:

¿Cuántas veces lo haces?

¿Cuántas veces realmente te ves?

Yo creo firmemente que en las mujeres hay mucho poder.

Cada vez más escuchamos el concepto de empoderamiento femenino. Es un tema bastante amplio con muchos matices depende el contexto social donde se ponga y un detonador muy útil colectivo o individual que mueve montañas.

A mí no me termina de enamorar como suena la palabra "empoderamiento" porque hoy en día, casi se usa para cualquier acción cotidiana o sentimiento de echarle power a la rutina.

En otra visión (y en este blog personal pues prácticamente es la mía): 

Aprender a empoderarse no es estar arriba de alguien, ser más que el otro, ni aquí "mis chicharrones truenan".

Tampoco es la expresión de libertad comercializada por marcas con el concepto de "súper power woman", yo trabajo, yo puedo... porque sabes que sí puedes.

Vamos integrándolo primero como una habilidad y un deseo profundo y MUY PERSONAL de verte a ti misma, escucharte, sin ponérte histérica.

Volverte creativa, creer en ti y en tus capacidades. Voltearte a ver.

REUBICARTE donde estás hoy, qué etapa estás viviendo y de dónde vienes. Reconocerte y ver cómo desarrollarte en tu espacio, en tu ambiente y en tu medio.

El poder de decisión, la autonomía y la independencia, te fortalece a ti y a todos a tu alrededor.

En tu micro mundo, tu familia, tu lugar de trabajo y lo que puedes aportar con tus conocimientos.

Ok.

Tal vez según lo anterior ya eres una mujer empoderada.

Pero entonces:

¿Qué es lo que nos detiene? 

¿Por qué dejamos deseos pendientes? 

¿Por qué no animarnos a hacer? (un proyecto o un cambio personal)

Aquí unas reflexiones...

 

1.CUANDO QUEREMOS TODO O NADA

 

Yo escuchaba mucho: trabajas o tienes hijos, no se puede todo. Para las mamás esto es un malabarismo, yo me he quedado sorprendida de las que tienen más de tres y te dicen sí se puede.

Parte de mi vida profesional se formó años en una muy buena agencia de publicidad con grandes maestros. Dentro de un estilo muy perfeccionista y exigente que le vino como anillo al dedo a mi personalidad.

Hoy agradezco mucho esa experiencia y exigencia que me acompañan en mi trabajo, y si bien, no creo haber tomado todo por absoluto, he hecho muchos sacrificios para mediar con ese grado de perfección.

Al volverme independiente, se volvió casi natural para mi querer todo perfecto. De freelance yo ya quería todo o nada y no me convencía tomar cualquier proyecto.

No quería sólo "entretenerme", mis metas eran grandes y aunque no es fácil empezar (en los últimos años he pasado de todo) Hoy es distinto por la experiencia.

Conozco más de mi, de mis capacidades y de los proyectos que van con mi trabajo.

Cada vez que tomo una carretera curva fuera del camino que me tracé exclusivamente en diseño gráfico muchas veces quiero todo, pero tengo más visión para lo que yo consideraba "nada". 

Reconocer que todo tiene un proceso y tener la paciencia casi de un Santo, es parte del proceso. 

Reconocer que queremos abarcar todo en una sóla etapa que posiblemente necesita 3 o 5 etapas más es estar lista para crear algo en lugar de nada.

Si bien lo anterior expreso más un tema de la profesión como un área de desarrollo para la mujer, también me he dado mis tropiezos hace años en "todo o nada" por querer abarcar y mezclar un perfecto matrimonio pero que no toque mi desarrollo personal y profesional. 

Eso me distraía y restaba mi energía a otra cara llena de intereses de Lucy y de lo que soy, la que se cuestiona si debería de abarcar todo o sólo lo que me hiciera feliz y vivir con ello.

 

2.CUANDO EL MIEDO NOS PARALIZA

 

La mujer tiene muchas razones para emprender, puede ser por verdadero proyecto de vida, pasión, desarrollo personal o simplemente por necesidad de activar la economía. 

Es más complejo cuando la última tiene mucho peso y por lo regular no dejamos de ver sólo ese problema: (bendito dinero necesario).

Pero sólo vemos eso y nada más.

Al hacerlo, todo es urgente, estresante y no nos permite traspasar esa necesidad económica tan compleja y desgastante en alguna oportunidad creativa, lo que vuelve el camino exageradamente pesado.

Si haces algo y no pega, o no te da el dinero necesario, es un calvario de ansiedades. 

En cualquiera de las dos situaciones, el miedo se hace presente y muchas veces tiene de fondo nuestra historia personal o la forma en cómo visualizábamos a las mujeres que trabajaban en nuestra familia y el grado de deseo o no.

En mi caso, la vida me ha traído muchas circunstancias con miedos:

De épocas religiosas:

Vendí libros religiosos afuera de una Iglesia a los 8-9 años.

A esa edad en mi pequeño trabajo semanal, no tenía muy claro que era una donación de mi tiempo y recibía muy poco a cambio de mis servicios. 

El resultado: Me dio habilidades de organización, manejo del dinero y tolerancia al tiempo (Por que echarte las seis misas del domingo no era cosa fácil).

Recuerdo vagamente que mi mayor miedo era que no vendiera nada y eso modulaba mi estado de ánimo.

A pesar que lo olvidaba porque era una niña y luego jugaba a otra cosa, no lo veo tan lejano a los miedos de la vida adulta:

¿Y si la idea fracasa?

¿Y si no puedo?

¿Y si no consigo clientes?. 

De moños y moda:

En alguna temporada de los 90´s se usaban unos moños espantosos para el pelo hechos de papel de arroz.

A los 13 años era una experta en diseñarlos y venderlos muy bien en un puesto que mi mamá tenía.

Invertí mi dinero ahorrado y compré media mercería de flores secas, listones, metros de hoja de arroz y pasadores. Pasaba horas seleccionando mis materiales y colores mientras que mi papá me esperaba en el carro y me decía: "hija, ya me eché dos periódicos ¿ya vas a terminar?" -me tenía la paciencia de un santo-

Mi miedo a esta edad no era que no me compraran mis moños, era distinto: Ponía toda la intensidad en que me quedaran casi perfectos.

Mi reto era perder el miedo a crear lo que yo quería pero no sabía si a las personas les gustaría... y yo quería gustarles.

Era una experta en mezclar texturas, explicar a la clientela el estilo de cada moño, los colores de temporada y exhibirlos como si fueran bolsas de marca.

Era bastante clara con el precio, los daba carísimos y se me vendían.

Pero no vendía un simple moño, a esa corta edad yo encontraba VALOR por mi tiempo y mi trabajo y explicaba a detalle mi concepto de  "hecho a mano y diseños únicos".


¿Cuántas de Ustedes saben el día de hoy lo que cuesta su hora y su experiencia? 

¿Cuántas de Ustedes capitalizan sus conocimientos - talentos y se sienten seguras cobrando por ellos?


De canastas de pan:

También, hace algunos años vendí una canasta llena de esponjosas, doradas y aromáticas hogazas de pan caminando por un tiangüis  - Es una larga historia para contárselas después llena de matices que me ha dotado de útiles respuestas en mi vida al día de hoy -

Me recuerdo caminando por la calle con las piernas como plomo sintiendo un miedo terrorífico como si me fuera a echar un clavado a una alberca de 10 metros y sin saber nadar.

En mi cabeza pasaban frases de todo tipo: Pensaba en un "slogan" de venta y palabras carismáticas, al mismo tiempo que me recorría un sudor frío por todo el cuerpo pensando: ¿Y si me encuentro a alguien conocido?, qué pena.

Empecé a hablar temerosamente: 

¿Gusta comprar pan?, ¿Gusta comprar pan? - Las arregladísimas señoras pasaban sin voltearme a ver-

Respiré profundo, seguí sudando frío y recuerdo que pensé:

Yo puedo hacer esto y más, puedo hacerlo y lo voy hacer. (Sentí un extraño poder corriendo por el cuerpo. Algo así entre orgullo mezclado con supervivencia).

En el momento que cambié mis pensamientos subí más el volumen de mi voz, me voltearon a ver y empecé a sonreír diciendo: 

"Delicioso pan casero, salió del horno hace 15 minutos" "Integral, con miel natural y de mantequilla". "Aproveche señora se están acabando de buenos, esto es pura calidad y estoy segura que le va a gustar"

Di pequeñas muestras y en ese momento se empezaron a detener señoras, en una hora había vendido una docena de hogazas de pan.

Cuando me "regateaban" me negaba, me enfoqué a obtener lo que quería y eso era todo.

 

Ojalá todo fuera como vender una canasta de pan. 

 

Al día de hoy he vivido miedos peores y estresantes fuera de estas coloridas anécdotas.

Miedo a dejar de ser yo, miedo al dolor, a la pérdida, al cambio... miedo a no poder construir de nuevo si lo pierdo todo.

Pero está bien tener miedo, porque somos humanos y puede ser el motor que genere el movimiento de algo. No sólo de emprender, también de grandes cambios personales.

 

3.CUANDO NO APRENDEMOS A VERNOS

 

La vida me ha traído muchos cambios y resistencias. Mis deseos e intereses han cambiado como parte del ciclo normal de volverse adulta.

Vivir algunos años sola antes de casarme fue para mí lo mejor. Viajar sola y ser independiente fue mi propio método.

Pero lo más importante fue el día que asumí qué quería de verdad, qué tipo de mujer era y cuál no era.

Soltera, profesionista, ama de casa, con hijos, sin hijos o todo al mismo tiempo.

La fórmula no es la misma para todas y cada una desarrolla su camino como quiere, puede y en su tiempo.

Pero cuando realmente te volteas a ver a ti y (no a las demás), toma la decisión de construir tu vida a tu manera y a tu proceso porque grandes cosas suceden.

Conozco a muchas mujeres que después de años de trabajar y sumar a su plan de vida familia, sus deseos y proyectos se multiplican con deleite contagioso.

Y no me refiero con esto únicamente a algún negocio de éxito. Simplemente se mantienen interesadas en crecer, interesadas en crear y buscar un desarrollo pleno haciendo malabarismos en su vida.

Hay estudios muy interesantes cuando se definen-defienden en distintos grupos las diferencias o roles que nos planteamos las mujeres.

Todos son válidos.

Cada quién legitima su realización como mujer en una sola cosa o en un abanico de muchas cosas. 

Hay muchas mujeres que de verdad les gusta trabajar por el simple sentido de autonomía, salud, desarrollo integral y equilibrio personal.

Al realizarse en un mix de distintas habilidades son felices y contagian a los que la acompañan. 

Hay mujeres que se identifican plenamente con el trabajo de casa y logran en la maternidad una verdadera y legítima realización.

Otras en cambio, pueden visualizar lo anterior como una fuente de realización, pero no la única.

Ambas tienen rincones de sentimientos encontrados y es muy saludable analizarlos.

Al poner todas las piezas en su lugar podemos armar el rompecabezas (propio), verlo y disfrutarlo.

Yo creo que sin importar cuál es la fórmula, la gran estrategia es lograr una verdadera y consciente identificación personal.

 

4. CUANDO NO ENTENDEMOS LAS ETAPAS

 

Tal vez fuiste la CEO de una empresa enorme, estuviste en juntas importantes y con buenas prestaciones de trabajo. Tal vez hoy tu realidad se ha modificado, incluyendo tu economía. 

Pero hay muchas formas de establecer un vínculo con lo que sabes y te gusta hacer, y se puede convertir en un proyecto de negocio sin ver con nostalgia ese traje ejecutivo que te quedaba perfecto.

Yo a mis veintes era una bomba de poder en pleno crecimiento en las agencias de publicidad.

Después al inicio como freelance sentía que era dueña del mundo al salir de alguna junta arriba de mis tacones. (Lo de freelance y las juntas sigue igual, los tacones ya los uso muy poco y de lo único que soy dueña es de mi bienestar).

Eran mis primeros Clientes que me recordaban y reforzaban todo lo que de verdad podía alcanzar.

Pero la realidad es, que no tengo lo mismo que tenía a esa edad y no puedo insistir en tenerlo de nuevo, todo ha evolucionado.

Hoy tengo otra experiencia, otro estilo y otro método.

Tal vez hoy estás en receso de la parte profesional porque tu trabajo es a tiempo completo en tu familia y quisieras encontrar más qué hacer. O simplemente sólo falta suavizar ese estado de ansiedad de "tener que hacer" y ver que tienes a manos llenas en tu etapa y trabajo de familia. 

Conozco a muchas mujeres que empiezan a dar clases en su área profesional, aprovechan para estudiar algo nuevo, desarrollan negocios para niños y mamás, están escribiendo un libro, dan un curso algunas horas en el mes y otras hacen todo a la vez.

Sin importar los cambios que hayan pasado, seguro puedes lograr cosas mejor pensadas, con mayor madurez y más enfocada. 

Tal vez estudiaste filosofía y letras y hoy quieres tener un negocio de repostería. ¡Adelante! construye un verdadero plan y enfócate si de verdad es tu deseo. 

En mis más de treinta y tantos y otro tanto, descubro que además de estos años de vida profesional me gustan otras cosas. Relaciono el diseño en todo, porque es lo que me gusta y sé hacer pero también me ayudó a conectarme con otros intereses.

Hice conexiones y vínculos con otro tipo de mujer que me gusta ser. Me pruebo constantemente y sigo interesada en mi desarrollo.

Con mi profesión obtengo la mayoría de mis ingresos y siempre quise tener libertar de horas para darme tiempo a la vida como esposa y las actividades de casa porque en parte me gustan, creánme que a veces me gustaría retirarme joven pero sé que estaría buscando siempre un espacio para crear algo.

Como muchas de ustedes corro entre el trabajo y limpio uno que otro desastre casero. Sigo creando, sigo en movimiento y a veces me sigo asustando.

Todavía intento mediar con la exigencia personal que tengo por alcanzar muchas metas y encontrarle sentido a lo que hago. 

¿No es eso lo que muchos buscamos?

¿Darle sentido a lo que hacemos y dónde estamos?

Pues no lo sé. 

No sé si esta búsqueda es la correcta, no sé por qué me llena de satisfacción o si lo hago bien o mal.

Quién sabe cuántos vacíos deseo llenar (Porque es normal tenerlos). Quién sabe si es la niña de los libros, la de los moños o la de la canasta de pan, o posiblemente es otra.

Pero creo que la gran diferencia es estar consciente de que queremos llenar algo y no caminar por la vida como si no pasara nada.

Eso hace la diferencia, estar consciente de cada etapa aún si intentamos llenarla.

Todos andamos buscando esa identificación con lo que hacemos y buscando sentido en dónde hoy estamos parados. 

Emprendiendo, amamantando, educando hijos, amando, en pareja, viajando, trabajando en tu lugar favorito o viviendo sola plena y feliz. La imagen de "postal perfecta" que al exterior puede parecer inmaculada por la felicidad no existe, todas pasamos por fallas y ajustes

Dicen que el ser humano está llamado a realizarse, a desarrollar sus capacidades físicas, afectivas e intelectuales. 

Leí que es más común que te pregunten: ¿Qué haces? en lugar de ¿Quién eres?. 

Al contestar esa pregunta: ¿Quién soy?, al escucharte, al abrirte a otras ideas, se abren horizontes.

Yo sigo descubriendo, yo sigo escuchando (me).